En enero de 2020 hizo ya 14 años que me compré mi primer y único portátil hasta ahora. Entonces ya tenía bastante claro que era lo que quería: un portátil pequeño y ligero. En 2006 todavía no existían los ultrabooks ni los netbooks, aún así encontré un equipo que me ha sido útil cada vez que lo he requerido. Era una época en la que por entre 500 y 600 euros tenías un portátil pesado con pantalla de 15 pulgadas, unidad óptica y batería gorda. Aunque este me costó 1249 euros, una pasta antes y ahora también. De momento no me lo cambio.
Sé por qué exactamente me decidí por mi portátil, un Acer TravelMate 3002wtmi:
• no tenía unidad óptica interna sino que la traía externa para conectarla por firewire. Además casi nunca la usé. Para hacer unos backups y poco más. Por lo que si el portátil la hubiera llevado interna hubiera sido desaprovechada.
• Venía con dos juegos de baterías: una pequeña, y una el doble de grande que hacía crecer un poco el tamaño del portátil. Con lo que se deterioran las baterías esto siempre es una buena opción.
• Cabe en cualquier mochila, si se pone una hoja A4 lo tapa por completo, y para la época era bastante fino. Y cerrado son 3,2cm por la parte más ancha y 2,4cm por el frontal. Además pesaba poco. Según mi opinión, un portátil tiene que ser algo que no te cueste llevar a los sitios. Aquí veo importante la diferencia entre portable y portátil. Recuerdo «portables» con pantalla de 17 pulgadas, vaya armatostes. El primero es el que puedes mover, pero sólo el segundo es que se mueve con facilidad.
• La pantalla es de 12 pulgadas, mate y con resolución de 1280*800, que está bastante bien. Tristemente sigue habiendo muchos portátiles en la actualidad que los venden con una resolución muy parecida (1366*768) y -lo que es peor- en equipos con pantalla de 15 pulgadas.
• Pesa 1,5Kg -Sin contar el cargador- que ya estaba bastante bien para un equipo de 2006.
Lo único que le he cambiado desde entonces es la memoria RAM, que ha pasado de tener 1Gb a 2Gb. Y me ha servido para poder tener cualquier sistema operativo instalado. Han pasado por él Windows, Red Hats y Ubuntus. Y actualmente lo tengo con Ubuntu 18.04 LTS.
Lamentablemente los años no pasan en balde, y su procesador Centrino Pentium M 740 a 1,7Ghz es de 32bit. Debido a esto no puedo actualizar al nuevo Ubuntu 20.04 LTS, ya que para poder tener el 18.04 tuve que instalar primero el 16.04 y actualizar desde ahí. Fin del soporte para los 32bit. No lo ponen fácil para quien todavía tenga un equipo antiguo, pero claro es que debemos de quedar 4 gatos con hardware así de viejuno. Otro software que tampoco tiene soporte es Visual Studio Code, con snap se instala en un momento, pero te dice que tururú. Y eso que para Windows sí que tiene soporte para 32bit, pero para Linux no.
Aún podría actualizarle algo más el hardware, como cambiarle el procesador, un Centrino Pentium M 780 a 2,2Ghz, que está por 20€ en AliExpress. Y el disco duro de 80Gb IDE también podría actualizarlo con un adaptador a sata y después meter un SSD. No estoy seguro que merezca la pena ampliarlo, cambiar el procesador no es tan fácil como en un equipo de sobremesa, y ya he leído varios comentarios diciendo que no les caben el disco con el adaptador sata.
De todas formas este equipo lo utilizo muy poco, y el 99% de las aplicaciones que uso son un navegador, vi, cliente SSH y Python. Alguna vez en el salón y alguna vez fuera de casa, por lo que sigo pudiendo usar cómodamente este equipo. Seguro que si lo usará un poco más ya me habría comprado un ultrabook. Es lo que tiene ser un Administrador de sistemas -que la mayoría del trabajo se hace en remoto- seguro que si fuera programador o diseñador hubiera tirado ya el ordenador hace muchos años.
También es cierto que cuando estoy en mi despacho de casa trabajo con mi ordenador de sobremesa -Hexacore, SSD y 16Gb de RAM- que tiene un bonito monitor mate 4k de 24». A lo mejor es eso por lo que no me cambio de portátil. No me cambio, pero me gustaría 🙂
Aquí podéis ver las características de mi portátil: